jueves, 29 de abril de 2010

Y SE LLAMA PERU

VALOREMOS EL TRABAJO DEL CAMPESINO PERUANO

24 DE JUNIO:DIA DEL CAMPESINO
Estamos en un mes lleno de peruanidad. Luego del 7, día de la Bandera, los casi 28 millones de habitantes de esta gran nación celebramos el 24 de junio algo muy especial: las festividades conmemorativas al campesino, el Inti Raymi y la fiesta de San Juan; tres grandes razones para echarle una mirada a los sectores agrícolas costeros, nuestra grandiosa sierra y la prodigiosa selva que nos sorprende día a día.

Todos sabemos que hoy la papa está de moda. Es ese tubérculo cultivado en la cordillera por el campesino peruano el que alimenta a diario a todo el Perú y gran parte del mundo. Tomémonos este 24 un tiempo para pensar en los hombres sacrificados que allá en la altura dedican su tiempo y sudor para que uno pueda – por ejemplo – comerse una rica papa frita en el pollo a la brasa. Y no solo es la papa, el Ande es una fiesta de productos que nuestra Pacha Mama le ha entregado al Perú. Por eso también se celebra el Inti Raymi, como homenaje y agradecimiento a la madre tierra y al dios Sol por los frutos entregados al hombre. Sin estos dos elementos no se hubiese podido mantener el gran imperio del TantinsuTawyo.

UNA HISTORIA PARA REFLEXIONAR

Historias Urbanas
La mariposita
Un relato sobre la importancia del esfuerzo y el sacrificio en nuestra vida.

Un día, una pequeña abertura apareció en un capullo. Un hombre se sentó y observó a la mariposa por varias horas y como ella se esforzaba para que su cuerpo pasara a través de aquel pequeño espacio. Entonces parecía que se había dado por vencida pues no se veía ningún movimiento y no parecía hacer ningún progreso.
Por el contrario, parecía que había hecho más de lo que podía y aun así no conseguía salir. Entonces el hombre decidió ayudarla. Tomo una tijera y con ella cortó el capullo para que la mariposa pudiese salir. La mariposa salió con una gran facilidad. Pero su cuerpo estaba atrofiado, muy pequeño y con las alas maltratadas. El hombre continuó observando a la mariposa porque esperaba que en cualquier momento sus alas se fortalecieran, se abrieran con fuerza y fueran capaces de soportar su peso afirmándose con el tiempo. Pero nada pasó. En realidad, la mariposa pasó el resto de su vida arrastrándose con el cuerpo atrofiado y con las alas maltratadas y encogidas. Nunca fue capaz de volar. Lo que el hombre en su gentileza y deseo de ayudar, no comprendía era que el capullo apretado y el esfuerzo necesario para salir por el pequeño agujero era el modo en que Dios hacía que el fluido del cuerpo de la mariposa fuese hacia sus alas de modo que estuviera lista para volar una vez que hubiese salido del capullo.
Así, algunas veces es el esfuerzo lo que justamente necesitamos en nuestras vidas. Si Dios nos dejase pasar por la vida sin ningún esfuerzo, sin ningún obstáculo, nos dejaría "incapacitados", "discapacitados", "inválidos". No seríamos tan fuertes como podríamos haber sido. Y nunca podríamos volar.